La historia comenzó en 1965. Dos gemelos XY fueron sometidos a una circuncisión por motivos que no he conseguido aclarar. En algún sitio he leído que era una operación entonces recomendada por los médicos. En otros que la causa fue su religión judía. Esta intervención no indicada fue el comienzo de todo, no conviene olvidarlo. Porque eso desencadenó la tragedia. Uno de los niños perdió su pene como resultado de la operación, al parecer a causa de una quemadura con el bisturí eléctrico. Los padres quedaron desolados y un día viendo la televisión creyeron vislumbrar un rayo de luz. El Dr. John Money http://en.wikipedia.org/wiki/John_Money exponía sus nuevas teorías sobre el sexo y el género por televisión. Para él la crianza podía tener más peso que la biología en el desarrollo de la identidad y el rol de género, lo que era muy aplaudido por los grupos que cuestionaban el estado social de los roles de género que entonces se sustentaban en una legitimación "natural" . Eran tiempos de cambio y se buscaban nuevas legitimaciones para las conductas sociales.
Los padres se pusieron en contacto con Money y siguieron su consejo de reatribuir el sexo del niño (así se llamaba el niño). El caso era perfecto porque además había otro gemelo de control. El 3 de Julio de 1967 fue operado en Johns Hopkins donde le realizaron una orquiectomía y un orificio vaginal cosmético. Se recomendó a los padres que desde ese momento lo trataran como una niña y no le dijeran nada de lo que había ocurrido. El gemelo fue seguido por Money durante algunos años y en 1975 elaboró un informe según el cual la reasignación había sido un éxito. En la revista Time de 8 de Enero de 1973 declaró que "este caso dramático…proporciona un fuerte apoyo…de que las pautas convencionales de desarrollo masculino y femenino pueden alterarse. También pone en duda la teoría de que las diferencias anatómicas y fisiológicas entre los sexos están establecidas inmutablemente por los genes desde la concepción". La comunidad científica acepto dos premisas: que las personas son psicosexualmente neutras al nacer y que el desarrollo psicosexual saludable está relacionado con la apariencia de los genitales externos.
Sin embargo en 1997 Milton Diamond y sus colaboradores http://www.hawaii.edu/PCSS/online_artcls/intersex/mdfnl.html investigaron de forma independiente a los gemelos y descubrieron que la realidad no coincidía en absoluto con lo que había publicado Money. Según contaron los padres, desde el principio hubo problemas. El gemelo reasignado se negaba a vestirse de niña y desde el comienzo tuvo tendencia a los juegos y a las conductas masculinas. Aunque a los 12 años comenzó a tratarse con estrógenos y se feminizó, no se sentía una niña y, ante los problemas con sus compañeros y su resistencia al tratamiento, su padre decidió contarle la verdad a los 14 años. El chico decidió volver a cambiarse al que sentía como su verdadero sexo. Se hizo una mastectomía y una faloplastia y fue tratado con testosterona. A los 16 años se convirtió en un muchacho aceptado en su círculo social y a los 25 se casó. Pero la historia terminó mal. Tras un divorcio y el suicidio de su hermano gemelo que sufría esquizofrenia también él se suicidó a los 38 años. El artículo de Diamon desencadenó una polémica sumamente interesante y llena de descalificaciones. En http://www.hawaii.edu/PCSS/online_artcls/intersex/heidenry.html se defiende con argumentaciones bastante convincentes y demostrativas de algunos perfiles del debate.
Me vino a la cabeza este caso al observar la disputa que se ha montado en los últimos mundiales de atletismo con la atleta Caster Semenya, una chica de aspecto muy masculinizado que ha ganado la final de 800 metros. Al parecer el año 2000 grupos feministas consiguieron que el COI y la Federación de Atletismo no pudieran hacer pruebas para confirmar el sexo biológico. Se adujo que el género era algo complejo y no exclusivamente biológico y que querer objetivarlo atentaba contra la intimidad de las personas. De tal forma que en la práctica no podría descubrirse a un varón biológico que se presentara en una prueba femenina como una mujer, cosa que por cierto ocurrió en 1938 con el caso Dora Ratien, que era en realidad un varón (Hermann), al que el régimen nazi hizo participar como una mujer en las competiciones de salto donde llegó a batir el record mundial http://www.elpais.com/articulo/deportes/cuestion/sexo/elpepidep/20090820elpepidep_8/Tes/.
Pero el aspecto de Caster es muy masculino y la federación de atletismo ha decidido nombrar una comisión técnica para estudiar su sexo lo que ha levantado multitud de encendidas protestas, incluida la del Parlamento de Suráfrica que ha amenazado con presentar una queja al Comisionado de Derechos Humanos de la ONU alegando que hacerle pruebas para confirmar su sexo supondría "un atentado grave a los derechos humanos y la privacidad.". Hoy mismo un periódico inglés informa de que en unos análisis de antes de los campeonatos en Sudáfrica había dado niveles tres veces más altos de testosterona que lo esperable en una mujer http://www.telegraph.co.uk/sport/othersports/athletics/6078171/World-Athletics-Caster-Semenya-tests-show-high-testosterone-levels.html lo que seguramente seguirá alimentando la polémica, sobre todo si el director técnico del equipo de Sudafrica es el Dr. Ekkart Arbeit el ex-entrenador del equipo de Alemania Oriental que estuvo involucrado acusaciones de dopaje por anabolizantes.
Es curioso cómo se instrumentalizan cuestiones científicas para hacer política de grupos y para defender todo tipo de intereses. Nadie duda que la construcción de la masculinidad y la feminidad es una cuestión compleja en la que intervienen múltiples factores que interactúan de una forma no conocida del todo y que merece ser investigada con independencia y objetividad. Parece estar claro que doctrinas pseudocientíficas como el dimorfismo radical (Jacques Louis Moreau 1803) que afirmaba que los sexos eran distintos biológica y moralmente siendo la naturaleza masculina superior a la femenina lo que obligaba a destinos y derechos distintos y también a una división del trabajo diferente, están desacreditadas socialmente y carecen de apoyo científico. En occidente, aunque aún queda mucho por mejorar, la igualdad de sexos ha avanzado mucho en las últimas décadas y es mayoritariamente admitida. Pero incluso una buena causa no debe ser defendida con presiones irracionales cuando es cuestionada porque corre el riesgo de perder su legitimidad racional.
Es sabido que la capacidad muscular de los varones es mayor que la de las mujeres, lo que les da una ventaja evidente en una carrera atlética. Es justo que si se persigue el dopping también se controle que varones o mujeres excesivamente masculinizadas, por cualquier causa, no corran en carreras femeninas. Es absurdo, y la propia atleta debería ser la primera interesada en demostrar que juega limpio. No creo que eso constituya un ataque a la intimidad o a los derechos humanos. Ampararse en el discurso del género y en el constructivismo social para defender un título atlético o una causa nacionalista a toda costa es algo que desprestigia la larga y difícil lucha por la igualdad de sexos. Solo una visión científica independiente y lo más objetiva posible de estas cuestiones puede permitir esclarecer cuestiones esenciales para conocernos a nosotros mismos. Está claro que en la ciencia también hay subjetividades e intereses. Pero cualquier experimento puede ser falsable y cuestionado por otros que deben sentirse libres de poder hacerlo. El que nada sea totalmente objetivo no puede suponer que se pueda ser todo lo subjetivo e interesado que convenga.
Los padres se pusieron en contacto con Money y siguieron su consejo de reatribuir el sexo del niño (así se llamaba el niño). El caso era perfecto porque además había otro gemelo de control. El 3 de Julio de 1967 fue operado en Johns Hopkins donde le realizaron una orquiectomía y un orificio vaginal cosmético. Se recomendó a los padres que desde ese momento lo trataran como una niña y no le dijeran nada de lo que había ocurrido. El gemelo fue seguido por Money durante algunos años y en 1975 elaboró un informe según el cual la reasignación había sido un éxito. En la revista Time de 8 de Enero de 1973 declaró que "este caso dramático…proporciona un fuerte apoyo…de que las pautas convencionales de desarrollo masculino y femenino pueden alterarse. También pone en duda la teoría de que las diferencias anatómicas y fisiológicas entre los sexos están establecidas inmutablemente por los genes desde la concepción". La comunidad científica acepto dos premisas: que las personas son psicosexualmente neutras al nacer y que el desarrollo psicosexual saludable está relacionado con la apariencia de los genitales externos.
Sin embargo en 1997 Milton Diamond y sus colaboradores http://www.hawaii.edu/PCSS/online_artcls/intersex/mdfnl.html investigaron de forma independiente a los gemelos y descubrieron que la realidad no coincidía en absoluto con lo que había publicado Money. Según contaron los padres, desde el principio hubo problemas. El gemelo reasignado se negaba a vestirse de niña y desde el comienzo tuvo tendencia a los juegos y a las conductas masculinas. Aunque a los 12 años comenzó a tratarse con estrógenos y se feminizó, no se sentía una niña y, ante los problemas con sus compañeros y su resistencia al tratamiento, su padre decidió contarle la verdad a los 14 años. El chico decidió volver a cambiarse al que sentía como su verdadero sexo. Se hizo una mastectomía y una faloplastia y fue tratado con testosterona. A los 16 años se convirtió en un muchacho aceptado en su círculo social y a los 25 se casó. Pero la historia terminó mal. Tras un divorcio y el suicidio de su hermano gemelo que sufría esquizofrenia también él se suicidó a los 38 años. El artículo de Diamon desencadenó una polémica sumamente interesante y llena de descalificaciones. En http://www.hawaii.edu/PCSS/online_artcls/intersex/heidenry.html se defiende con argumentaciones bastante convincentes y demostrativas de algunos perfiles del debate.
Me vino a la cabeza este caso al observar la disputa que se ha montado en los últimos mundiales de atletismo con la atleta Caster Semenya, una chica de aspecto muy masculinizado que ha ganado la final de 800 metros. Al parecer el año 2000 grupos feministas consiguieron que el COI y la Federación de Atletismo no pudieran hacer pruebas para confirmar el sexo biológico. Se adujo que el género era algo complejo y no exclusivamente biológico y que querer objetivarlo atentaba contra la intimidad de las personas. De tal forma que en la práctica no podría descubrirse a un varón biológico que se presentara en una prueba femenina como una mujer, cosa que por cierto ocurrió en 1938 con el caso Dora Ratien, que era en realidad un varón (Hermann), al que el régimen nazi hizo participar como una mujer en las competiciones de salto donde llegó a batir el record mundial http://www.elpais.com/articulo/deportes/cuestion/sexo/elpepidep/20090820elpepidep_8/Tes/.
Pero el aspecto de Caster es muy masculino y la federación de atletismo ha decidido nombrar una comisión técnica para estudiar su sexo lo que ha levantado multitud de encendidas protestas, incluida la del Parlamento de Suráfrica que ha amenazado con presentar una queja al Comisionado de Derechos Humanos de la ONU alegando que hacerle pruebas para confirmar su sexo supondría "un atentado grave a los derechos humanos y la privacidad.". Hoy mismo un periódico inglés informa de que en unos análisis de antes de los campeonatos en Sudáfrica había dado niveles tres veces más altos de testosterona que lo esperable en una mujer http://www.telegraph.co.uk/sport/othersports/athletics/6078171/World-Athletics-Caster-Semenya-tests-show-high-testosterone-levels.html lo que seguramente seguirá alimentando la polémica, sobre todo si el director técnico del equipo de Sudafrica es el Dr. Ekkart Arbeit el ex-entrenador del equipo de Alemania Oriental que estuvo involucrado acusaciones de dopaje por anabolizantes.
Es curioso cómo se instrumentalizan cuestiones científicas para hacer política de grupos y para defender todo tipo de intereses. Nadie duda que la construcción de la masculinidad y la feminidad es una cuestión compleja en la que intervienen múltiples factores que interactúan de una forma no conocida del todo y que merece ser investigada con independencia y objetividad. Parece estar claro que doctrinas pseudocientíficas como el dimorfismo radical (Jacques Louis Moreau 1803) que afirmaba que los sexos eran distintos biológica y moralmente siendo la naturaleza masculina superior a la femenina lo que obligaba a destinos y derechos distintos y también a una división del trabajo diferente, están desacreditadas socialmente y carecen de apoyo científico. En occidente, aunque aún queda mucho por mejorar, la igualdad de sexos ha avanzado mucho en las últimas décadas y es mayoritariamente admitida. Pero incluso una buena causa no debe ser defendida con presiones irracionales cuando es cuestionada porque corre el riesgo de perder su legitimidad racional.
Es sabido que la capacidad muscular de los varones es mayor que la de las mujeres, lo que les da una ventaja evidente en una carrera atlética. Es justo que si se persigue el dopping también se controle que varones o mujeres excesivamente masculinizadas, por cualquier causa, no corran en carreras femeninas. Es absurdo, y la propia atleta debería ser la primera interesada en demostrar que juega limpio. No creo que eso constituya un ataque a la intimidad o a los derechos humanos. Ampararse en el discurso del género y en el constructivismo social para defender un título atlético o una causa nacionalista a toda costa es algo que desprestigia la larga y difícil lucha por la igualdad de sexos. Solo una visión científica independiente y lo más objetiva posible de estas cuestiones puede permitir esclarecer cuestiones esenciales para conocernos a nosotros mismos. Está claro que en la ciencia también hay subjetividades e intereses. Pero cualquier experimento puede ser falsable y cuestionado por otros que deben sentirse libres de poder hacerlo. El que nada sea totalmente objetivo no puede suponer que se pueda ser todo lo subjetivo e interesado que convenga.
Hola, Ramón,
ResponderEliminarEste no es un comentario directo sobre este post, lo siento. No tengo vuestra cuenta de correo, y por eso os hago llegar esta notificación de mala manera, si queréis destruid el comentario a posteriori para que no salga (a vuestra elección).
A raiz de una propuesta de Rafa Bravo (primum non nocere) unos cuantos bloggers estamos organizándonos para divulgar una estrategia de información veraz conjunta sobre la gripe A a través de nuestros blogs, y querríamos contar con la mayor gente posible. Ya nos diréis. Si os apetece el tema, poneos en cotacto conmigo (egavilan@wanadoo.es) o con Rafa.
Gracias y perdón por el atrevimiento…
PD: por cierto, lo suyo sería también contar con el otro blog del bálsamo, o sólo ese, o sólo éste, o ninguno de ellos, vosotros mismos! ;-)