domingo, 25 de octubre de 2009

Chesil Beach

Imaginemos a un chico de nuestro tiempo, de unos veinte años, quizá atractivo, quizá no tanto, depende de quien lo mire. Quizá es universitario o fontanero o está en el paro o es diseñador gráfico. Quizá viste de marca o de mercadillo o con el look rutilante de cualquier cultura alternativa. Se mira al espejo, observa como le queda el pantalón, se atusa el pelo otra vez, se pone perfume, se coloca de nuevo el piercing de la ceja, contempla con orgullo sus tatuajes. Imaginemos que hoy ha quedado con un chica preciosa para él, que le ha transmitido que no es indiferente a sus miradas, que le ha sonreído con complicidad cuando le pidió quedar en el botellón o en el bar de la facultad o en la esquina habitual o en el garito de siempre. Imaginemos que a ese chico le atrae sexualmente esa chica y quizá va a intentar una aproximación esta noche. ¿Qué cualidades estrictamente sexuales siente que tiene que tener para sentirse seguro de sí mismo como varón, para darse un “valor en el mercado” alto y creer que puede intentarlo, para sentirse un hombre de verdad en este aspecto?.


Es claro que todo esto tiene que ver en gran parte con la cultura pero en este instante el sentimiento que tenga formara parte de la realidad tanto como su aspecto u otras cualidades más tangibles. No le será fácil distanciarse de él. Y probablemente en este momento histórico tendrá la expectativa de que una vez iniciada la relación sexual tiene que conseguir una erección que le dure lo suficiente para poder llegar a realizar la penetración y que ésta permanezca lo suficiente para que ella llegue al orgasmo y si así lo quisiera, cuando sea su pareja, que pudiera quedar embarazada. Quizá cumplir esas expectativas sería para él ser un hombre normal, un hombre sin motivo para tener complejos.


Vamos a dar ahora por supuesta la erección Pero ¿cuánto tiene que durar antes de eyacular?, ¿existe un tiempo normal ?, ¿necesita un tiempo mínimo de erección durante la penetración para que ella llegue al orgasmo o quede satisfecha?. ¿O nada de esto es verdad y da igual el tiempo porque las mujeres no necesitan para nada un pene erecto y ese concepto es propio de una cultura machista?. ¿Dónde lo pregunta? o ¿no hay nada que aprender y solo hay que dejar obrar a la sabia naturaleza?.

También nos podemos preguntar que espera ella de ese chico que le ha gustado y con el que le apetece tener una relación sexual. ¿Será importante para ella que pueda tener una erección, que pueda producirse la penetración?. ¿Será importante para ella que tarde un cierto tiempo en eyacular?. ¿Será importante la penetración para su orgasmo o para su sensación de quedar satisfecha?. ¿Hay distintas formas de pensar entre las mujeres?. ¿Habrá quien piense que una erección duradera es también el símbolo tangible del atractivo que le suscita y de la propia masculinidad?. ¿Qué pensaría de él si alguien le hubiera dicho, entre risas, que ese tipo del tatuaje se corre con tocarlo?.

Frustración de expectativas; angustia; no tocar o distraerse; masturbarse antes o beber alcohol; pérdida rápida de la erección; irritación o amargura con cada relación sexual; aversión, pérdida del deseo. Conflicto. Un hombre que no solo dura poco sino que no siente nada. Todo eso ocurre en la eyaculación precoz una disfunción sexual que algunos dudan que exista y que ahora hay quien dice que afecta al 30% de los varones. Una disfunción no tan fácil de definir y por tanto no tan fácil de diagnosticar o de hallar su prevalencia sobre la que ya escribí en http://elcuadernodepidauro.blogspot.com/2009/03/deprisa-deprisa.html

Escribo en Zaragoza horas antes de participar en un simposium sobre eyaculación precoz. He estado siguiendo las reacciones de la prensa y los blogs médicos desde que salió un fármaco para tratarla. Observo desconocimiento y opiniones demasiado sesgadas. A muchos les parece que estamos asistiendo a la nueva creación de una enfermedad imaginaria para vender un fármaco que no va a servir para nada. Otros creen asistir al nacimiento del primer tratamiento relativamente eficaz para una enfermedad que hasta ahora estaba en manos de psicólogos que no la mejoraban. Otras voces hablan del nuevo apalancamiento de la decadente sexualidad masculina que ya no interesa a ninguna mujer inteligente. Algunos piensan que es una vergüenza que se investigue y se gaste dinero en esta gilipollez habiendo tantas enfermedades importantes por investigar, sobre todo en le tercer mundo. Otros pocos intentan ser razonables y tratar de ayudar a los auténticos afectados integrando los tratamientos que han resultado eficaces. Dar una información veraz, hacer caer en la cuenta de ciertas cosas que les ocurren a todos y prescribir las técnicas de terapia sexual que han resultado eficaces en muchos casos: "la técnica del apretón" de Masters&Jhonson o la de "parada y arranque" de Semans (otro día hablaré de ellas). Y utilizar los recursos farmacológicos cuando sean necesarios.

La pregunta es: ¿compete esto al médico de familia?. ¿qué vamos a hacer cuando un paciente nos comente que cree que tiene una eyaculación precoz y que sufre por ello?. ¿Le vamos a decir que no tiene nada y que todo es un montaje de la industria farmacéutica?, ¿lo vamos a derivar porque no tenemos tiempo o porque nos parece que es una banalidad más que no nos compete?. ¿o lo vamos a escuchar y a tratar de ayudarlo sensatamente dentro de nuestras posibilidades?.

En Chelsil Beach Ian McIwan describe la noche de bodas de dos jóvenes inteligentes, cultos y enamorados que eran capaces de ponerles palabras a todo menos a sus necesidades y miedos sexuales. Ambos eran producto de su época, el final de los años cincuenta, cuando un tiempo represivo en el terreno sexual estaba a punto de acabar pero las nuevas costumbres, más permisivas, no habían nacido todavía. Él cree tener una eyaculación rápida que le crea una gran inseguridad, ella una cierta aversión al sexo, los dos una total falta de información sexual que no pueden suplir con las lecturas que han tenido hasta entonces. Se han casado y esta dificultad sexual puede parecer una tontería frente a la intimidad que comparten o al amor que se tienen o a los intereses que ya los unen. Pero Ian McIwan nos permite comtemplar lo que se les pasa por la cabeza, cómo sus miedos van creando con rapidez una sima que amenaza con separarlos.
Conocí esta novela por una reseña de Felix de Azúa y desde entonces me ha parecido un ejemplo magnífico para ilustrar como se vive un problema sexual, su complejidad, sus matices, su densidad. Algo muy alejado de la banalidad con que frecuentemente se abordan estos temas y que tendría que tener en cuenta cualquiera que se acercara a tratarlos. Desde luego también los médicos de familia si nos metemos en este terreno. Es aquí donde tenemos que demostrar que nuestra formación es interdisciplinar, que somos gente culta que sabemos navegar por terrenos resbaladizos y somos capaces de discernir, en un problema como éste, cuando tranquilizar o aconsejar o tratar o derivar teniendo en cuenta que estamos ejerciendo en una comunidad con múltiples influencias culturales, con personas que son diferentes y pueden vivir el mismo problema de muy distinta forma.

No me resisto a terminar con un par de párrafos de la referencia de Azúa que podeis leer completa en su blog ( http://www.elboomeran.com/blog-post/1/3052/felix-de-azua/diciembre-los-estragos-de-la-edad/)


El encuentro entre dos personas que se aman y se necesitan, pero son incapaces de ordenar los pasos ineludibles para un apareamiento sin dolor o humillación, está tratado con sencillez, mucha ternura y sobre todo mediante una exacta medición de los tiempos, los espacios dedicados a la colisión y los antecedentes, el cuidadoso rechazo de toda morbosidad. Es un relato tan pudoroso que podrían leerlo los niños de secundaria y les aprovecharía mucho más que esos cursillos en los que la exactitud anatómica sustituye a la comprensión profunda de la sexualidad.

El novelista inglés expone con sutileza que el motivo principal del fracaso no es la inexperiencia o el encontronazo entre una mujer asustada y un hombre inexperto, ni siquiera el posible conflicto físico entre un eyaculador precoz y una chica de sensualidad nula, sino la imposibilidad de explicarse entre sí, la ausencia de un espacio lingüístico en el que puedan darse a conocer el uno al otro, porque ni siquiera ellos mismos saben lo que les está sucediendo o cómo compartirlo con el otro para que le excuse y acoja. Ese terrible principio según el cual uno es siempre culpable (terrible porque es verdadero) cae sobre ellos como un hachazo.

3 comentarios:

  1. Ian Mcewan es uno de mis autores favoritos y este libro me confirmó mi admiración por su obra.

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  2. Qué difícil es comunicarnos muchas veces, especialmente si hablamos de un tema tan importante y ligado a nuestro verdadero yo como es el sexo. ¡Cuántos problemas nos ahorraríamos con auténtico 'sexo oral'! Hablar, hablar y hablar, poniendo la máxima verdad y corazón posibles en nuestras palabras nos puede ahorrar muchas 'comeduras de coco' y, sobre todo, evitarnos pérdidas de tiempo y abrirnos la posibilidad de estrechar lazos. En definitiva, hacernos disfrutar más la vida.
    Me encantó 'Chesil Beach': lo que puede cambiar una vida por no hablar con sinceridad en el momento adecuado con la persona a la que quieres; lo que puede cambiar una vida por no tener la información necesaria en el momento preciso.

    Comunicación, comunicación y comunicación. Me dedico a ella, es mi profesión, pero cada día que pasa descubro que sabemos mucho, demasiado a veces, algo que, paradójicamente, no evita que nos comuniquemos con las personas de nuestro entorno menos y peor.

    Lo curioso es que estamos en el siglo XXI, han pasado muchos años desde los 50 en los que transcurre la acción del libro, pero, como cuenta maravillosamente Ramón (siempre lo hace), hoy, casi en 2010, los problemas siguen siendo muy parecidos a los de entonces.

    Por cierto, señor autor del blog, no nos deje, por favor, tantos días sin publicar nuevas entradas. Nos priva de un auténtico placer.

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  3. que bien se siente decirles que estoy curado de mi ex problema de eycaulacion precoz, y la verdad se los recomiendo es un medicamento llamado priligy muy seguro

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