Actualmente la sexología clínica no puede considerarse una rama de la medicina como lo puede ser, por ejemplo, la cardiología a pesar de que muchos médicos traten problemas sexuales y de que en la formación histórica de la sexología hayan participado muchas personas con el título de medicina. No es ninguna especialidad que pueda aprenderse regladamente, como otras, en la formación postgrado en casi ningún país occidental y el nivel de bibliografía e investigación no es comparable con el resto de las especialidades médicas. Tampoco los conocimientos que se adquieren en la licenciatura son equiparables al de otros campos.
Si nos paramos a pensar un poco en las causas sin duda tenemos que recurrir a las características del objeto de estudio de la sexología, la sexualidad humana, “un punto de referencia especialmente denso para las relaciones de poder” dentro de las sociedades humanas, como decía Michael Foucault, lo que supone un control social con códigos de uso más o menos estrictos transculturalmente o en distintos momentos históricos. Los médicos, en las sociedades occidentales, formamos parte de estos mecanismos de control social y hasta hace muy poco legitimando con argumentos pseudocientíficos una moral sexual muy restrictiva. Como el instinto sexual se consideraba algo peligroso “para los intereses de la comunidad, el pudor y las costumbres” como decía Kraff Ebing, el papel del médico era contribuir a controlarlo y no tanto estudiarlo con objetividad científica. Los médicos que se fueron atreviendo a ello lo hicieron a contrapelo y frecuentemente sufriendo grandes riesgos para sus carreras, además de que sus investigaciones tardaron mucho en llegar o no llegaron a la medicina académica. La sexología médica quedó recluida en el campo de la psiquiatría muy ligada al lenguaje y a la significación que las distintas teorías psicopatológicas daban a
Aún así el hecho es que los médicos seguimos teniendo un papel en este campo. Actualmente se considera socialmente que la función sexual es importante para la calidad de vida de los individuos y muchos de ellos nos demandan ayuda como presuntos expertos. Además el desarrollo de la medicina en los últimos años ha producido avances muy importantes para el diagnóstico y el tratamiento de las disfunciones sexuales que solo podemos aplicar los médicos por lo que, en aras de la eficacia clínica, solo cabe asumir que los conocimientos que ha ido acumulando la sexología deben formar parte de la sabiduría profesional de un médico bien formado. Entre esos conocimientos no puede faltar una perspectiva del papel histórico que hemos jugado y de sus posibles causas. Eso sin duda puede ayudar a analizar y a elaborar nuestras propias actitudes ante la sexualidad, lo que es esencial para tener una práctica clínica tolerante con la variabilidad de la experiencia sexual humana. También para tratar de no volver a cometer antiguos errores históricos y evitar que los avances científicos puedan utilizarse como argumentos deterministas para limitar la libertad humana.
Este artículo solo pretende ser un breve recorrido histórico -que no es fácil encontrar de esta forma en los libros de medicina actuales- y que el lector puede completar consultando los textos de la bibliografía. Se puede leer entero enhttp://www.drugfarma.com/spa/sexologia/02numerosanteriores/numero4_2006/07reflexiones_sexologia/01.asp
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