domingo, 30 de enero de 2011

Qualia



No el agua, ahora color ultramar de tibia temperatura, sino el azul del mar del atardecer de aquel agosto, la seguridad y la alegría al contemplarlo desde el borde de la playa, con sabor a sal y a risa de mamá. No el exacto color de la naranja, no su sabor agridulce percibido por las papilas de la lengua sino aquel sabor de hace tantos años, en el patio empedrado, donde el abuelo comía melocotones con vino blanco todas las noches. No el perfil de su pelo aquella siesta sino el recuerdo del recuerdo de un volumen que ahora, tantos años después, hace llorar con una sombra en la duermevela. No la longitud de onda de las notas musicales de una partitura sino lo que sentía Glenn Gould mientras tocaba la segunda grabación de las Variaciones Golberg. No la esfera de luz blanca manchada de gris suspendida en el cielo negro sino "la calavera de caballo en la manzana oscura" de aquel poeta en Nueva York.


El contenido vivencial subjetivo de la experiencia mental. La cualidad especial de la vivencia consciente que transciende el contenido informativo de una impresión sensible. Las cualidades que dan un carácter extraordinario a una experiencia. La segunda cara indisociable de una percepción para el cerebro humano: los Qualia (de qualis, "como es"). Un concepto en el corazón mismo del problema mente-cuerpo ampliamente tratado en la filosofía y actualmente enriquecido por las neurociencias.


Descubro la palabra en un artículo del último número de Mente y cerebro que relata la experiencia de un grupo interdisciplinar en Alemania (filósofos, psicólogos, lingüistas, psiquiatras, historiadores del arte… !qué envidia!) que investiga sobre el tema. Trato de comprender la evolución de la perspectiva filosófica en la enciclopedia de filosofia de Starford y sigo a duras penas la argumentación en contra de su existencia de Daniel Dennet .


Me interesa la posible funcionalidad de los qualia que quizá intervengan integrando e interpretando de manera activa las impresiones sensoriales que habitualmente se registran de forma pasiva. Quizá las experiencias se procesen en el cerebro además de cómo unidades de información sensorial con una dimensión vivencial, valorativa, emocional que además puede ir actualizándose en el tiempo. Es la concreción neurobiología de la interacción organismo cultura. También el límite de la objetividad.


La miro: es ella. Pero a ratos la habitan recuerdos antiguos que la agitan o la hacen sonreir o la impelen a la acción. Contemplo los cambios de la expresión de su rostro. A veces está aquí, a veces está, sin duda, en otro sitio y lo refleja en su cara. Trato de orientarla, de mandarle cabos para arribar al presente. Pienso en los qualia almacenados a lo largo de una vida que quizá emerjan como nenúfares cuando ya fallan todos los mecanismos de control. Me refugio en pensar los "cómos" para soportar la levedad del ser, mientras escucho a Glenn Gould y contemplo apaciblemente el sol de invierno en la pared blanca que hay frente a mi ventana.

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