Casi no escribo ya de medicina. Pero encontré este post de un blog que aprecio. y no pude por menos que poner este comentario, a vuela pluma. Aquí lo dejo y en la entrada de ese blog puede seguirse el debate que se ha generado que considero muy interesante.
Hay
que tener cuidado de defender buenas causas con argumentos falaces,
dicotómicos y generalizadores (tres peligrosas distorsiones
cognitivas). Por ejemplo enfrentando generaciones de "profesionales
incompetentes refractarios a cualquier cambio que
signifique cualquier pequeña disminución en sus
privilegios (los
que tienen trabajo: los otros) con
“gente absolutamente excepcional, con un nivel de compromiso muy
grande” (que al parecer merecería desplazar a los
anteriores y tener de inmediato un trabajo).
Sobre
todo porque eso no resiste un análisis. En cada generación
hay gente de todo tipo y muchos de los que ahora son efectivamente
incompetentes eran hace años (quizá muy pocos) los que
se creían (y así lo proclamaban a los cuatro vientos)
gente absolutamente excepcional (“pata negra”, ya se sabe). A
veces las evoluciones son muy rápidas. Y es fácil ver
como han terminado muchos de ellos. O donde comenzaron y lo que
defendían y donde están ahora. O simplemente contemplar
como trabajan.
La
realidad es que cuando todo parecía que iba bien se abandonó
la meritocracia y la organización sanitaria de la sanidad
pública fue bastante chapucera. Todo se fragmentó por
autonomías, las oposiciones basadas en el saber y en el mérito
fueron desapareciendo para virar a OPES amañadas donde se iban
repartiendo las plazas que, “los excepcionales del momento”, se
creían con derecho a consolidar y que por supuesto no
cuestionaron. Nadie protestó ni dijo nada. O muy poca gente a
la que se acalló rápidamente.
Y
así hemos llegado hasta aquí, a una crisis económica
que, ya se sabe, es un fastidio para todos los colectivos. También
para los médicos. Una crisis que sufrimos todos de distintas
maneras. Y que veremos como salimos de ella.
Pero
en 1981, cuando yo terminé la carrera, también había
una con muchos médicos en paro. Te lo aseguro. Y con peores
condiciones de trabajo, mucho peores. Ahora tengo un hijo en 5º
de medicina. Y tendré que afrontar lo que venga. Así
son las cosas.
Y
por cierto, el sistema MIR es un buen sistema. Soy tutor hace ya
algunos años. Pero es manifiestamente mejorable en muchos
aspectos. No nos vamos a engañar. De él pueden salir
médicos de muy distintos niveles. Algunos habiendo leído
o reflexionado bastante poco. Y quizá creyéndose
excepcionales. En este país nos subimos enseguida a la parra.
Y ya sabes que suelen hacerlo no precisamente los que más
saben.
A veces es necesario perderlo todo para darnos cuenta de que no necesitamos casi nada. La bonanza que existía en el país era una ficción y, como las películas, simplemente terminó.
ResponderEliminarEn las crisis como ésta, sale lo peor y lo mejor del ser humano. Hay que procurar no focalizar la atención en lo negativo. Los jóvenes están sobreprotegidos: ahora les toca a ellos enfrentarse al mundo y pelear para que sea un poco más habitable. Ésta también es una crisis generacional, nuestra generación declina, la suya comienza a dar señales. Personalmente, como profesor, en las clases los he visto vaguear, no les gusta estudiar, son individualistas, no cumplen con sus deberes, pero exigen sus derechos con mucha fuerza y esto último es muy importante: saben que tienen derechos, espero que sean valientes para defenderlos y saber decir no a quienes pretendan manipularlos.
Un saludo
"En este país nos subimos enseguida a la parra. Y ya sabes que suelen hacerlo no precisamente los que más saben."
ResponderEliminarMe ha gustado tu artículo sobremanera ya que expone los hechos de una manera veraz, aunque cruda, pero es que es tal cual lo describes, para que nos vamos a engañar.
Desde luego los sistemas no han cambiado a mejor y la crisis no ha hecho mas que empeorar las situaciones, lo que siempre ha fallado es la ética, esa palabra tan usada y tan poco utilizada.
Un saludo cordial.