Mañana
me voy de vacaciones y ya vislumbro el horizonte de palmeras de
tocarme la barriga durante unos días y de no pensar más
que en cosas amables que me acaricien un poco los centros del placer,
tan castigados este año. Es decir no tengo, ahora mismo, ganas
de ponerme a pensar en serio sobre cuestiones organizativas del
sistema sanitario (tampoco estoy seguro de que me apetezca a la
vuelta). También confieso otra cosa: tengo prejucios muy
negativos contra los llamados gestores o economistas de la salud. A
cierta edad ya no se puede separar lo teórico de lo conocido.
Y los llamados gerentes que yo he conocido digamos que no salen muy
favorecidos en el recuerdo: ni en su capacidad profesional, ni por
supuesto en su ética. pública. Los resultados están
a la vista y conozco unos cuantos que han sido y son agentes dobles,
lo cual redondea el melancólico círculo actual: están
destruyendo conscientemente la sanidad pública algunos de los
que decían ser sus adalides.
Por tanto, por
ahora, solo quiero compartir un documento que
sospecho que comenzará a moverse y que muchos consideraran
una fundamentada opinión de expertos. De esos que
esperan estar dirigiendo siempre las cosas desde arriba y a
salvo de toda responsabilidad, como por otra parte ha ocurrido hasta
ahora. Dicho esto reconozco que en el documento que quiere ser
de debate es una oportunidad para pensar y analizar
alternativas y merece ser leído atentamente. También
para observar los vientos que corren y el papel que en él se
adjudica a los distintos actores que intervenimos en el sistema
sanitario. En concreto el papel que se asigna a la atención
primaria que pongo literalmente a continuación:
(...) 9.
UNA ATENCIÓN PRIMARIA EMPRENDEDORA PARA LA SOSTENIBILIDAD.
La
Atención Primaria (AP) necesita incentivos especiales para
salir de la crisis. Esos incentivos se relacionan parcialmente con
las retribuciones y condiciones laborales. Siendo España uno
de los pocos países de nuestro entorno en que los
profesionales de AP son asalariados de la Administración que
trabajan en dependencias propiedad de ésta, debería
plantearse la reorientación de la estructura actual hacia un
modelo no integrado verticalmente
en la producción pública, en el que agrupaciones de
profesionales de la salud ofertaran la prestación de sus
servicios al financiador, asumiendo los riesgos económicos
derivados de su mayor o menor eficiencia, como resultado de su
gestión clínica.
Es
decir postula la total desaparición de una atención
primaria como puerta de entrada al sistema y basada en el modelo de
Centros de Salud. Ese punto se puede unir a otros dos:
(...)
10. CAMBIO DE FOCO HACIA PACIENTES CRÓNICOS, FRÁGILES Y
TERMINALES.
Los
yacimientos principales de mejoras de eficiencia, seguridad y calidad
se encuentran en la atención a pacientes crónicos,
pluripatológicos, frágiles y terminales. Estos casos
constituyen un reto para la atención primaria y para el actual
hospital general de agudos, segmentado en servicios de especialidad y
con tendencia a la hiperespecialización. Las estrategias de
crónicos y paliativos exigen cambios en la arquitectura
organizativa de la red sanitaria. En primer lugar, deberían
potenciarse las estrategias de enlace entre primaria y
especializada, con apoyo de medicina interna y desarrollo de nuevos
servicios de gestión de casos y de gestión de
enfermedades. También es urgente coordinar los servicios
sanitarios y sociales entre sí, y éstos con las
estructuras de salud pública. En segundo lugar, el hospital
debería abrirse en un doble sentido: a redes hospitalarias
subregionales, donde grandes hospitales hagan función nodriza
sobre pequeños centros de proximidad
y hagan viable técnicamente su función; y a redes
regionales de unidades de alta especialización, donde circulen
pacientes y médicos para beneficiarse de la concentración
de casos y destrezas. En estas redes regionales pueden establecerse
5servicios compartidos (generales, centrales y clínicos), que
aporten eficiencia sin mermar calidad o disponibilidad local de
conocimiento experto.
(...)
13. DESFUNCIONARIZAR PARA PROFESIONALIZAR
Cada
vez más los proveedores públicos de asistencia
sanitaria han de competir, o al menos convivir, con proveedores
privados en régimen de concierto o concesión. La red
pública necesita dotarse de instrumentos de gestión de
recursos humanos que le den flexibilidad y adaptabilidad a las
necesidades. Por ello debería iniciarse un proceso no
traumático y gradual de desfuncionarización de los
profesionales sanitarios, en particular de los médicos. Por
otra parte, en el más que probable caso de que las
restricciones económicas actuales obliguen a modificar las
plantillas, deben evitarse las reglas fijas uniformizantes y aquéllas
que impliquen despedir siempre a los últimos que entraron.
Antes de despedir habría que reestructurar, con criterios de
efectividad, productividad y valor añadido para la red y el
ciudadano.
Si
os apetece podéis comenzar a pensar como se puede construir,
en la práctica, un escenario como éste, como nos afecta
profesionalmente o personalmente, el papel en el que quedamos los
médicos de familia o si tiene sentido nuestra especialidad tal
como fue diseñada. Yo he decidido que quizá lo haga en
Septiembre, aunque no es seguro. Por ahora prefiero pensar en las
palmeras.
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